jueves, 10 de marzo de 2011

Preparandonos para el examen final.

Para intentar ayudarnos en el examen del Lunes 21 iremos colgando distintos contenidos que ayuden a sacar adelante la asignatura.

Empezamos con una comparación extraida de otro blog

Kant: Comparación con Hume

Vamos a llevar a cabo una comparación entre el autor que estamos estudiando, Immanuel Kant, y un empirista consecuente, el escocés David Hume; ambos del siglo XVIII.
La más clara y característica diferencia que hay entre las filosofías de los dos autores se da en sus epistemologías o teorías del conocimiento: Hume defiende, basándeose en sus principios empirista y de inmanencia, que todo el conocimiento está basado en las impresiones obtenidas de la experiencia, cuyo recuerdo serían las ideas. Éstas serían las, como él las llama, "Cuestiones de Hecho": nos dan conocimiento contingente y probable, nunca universal. Además también acepta como conocimiento las relaciones entre ideas que hace nuestra mente (matemáticas, lógica). Por ello, Hume niega la posibilidad de la Metafísica como conocimiento (por el principio de negación de ideas universales, ya que su contenido no proviene de impresiones) y de la ciencia, pues lo obtenido a través de los sentidos no lo podemos universalizar, llegando a negar incluso las ideas de causa y sustancia (principio de correspondencia: no provienen de impresiones). La posibilidad de la ciencia también será negada por los racionalistas (aunque con argumentos contrarios) como Descartes. Kant, por otro lado, establece que el conocimiento ha de cumplir dos condiciones: la formal (las estructuras del sujeto, sus ideas) y la empírica (información factual y empírica del objeto). Defenderá pues las posibilidades imponiendo la primera condición a la segunda (las categorías del sujeto cognoscente conformarán el conocimiento del objeto conocido). Con todo, sólo serán científicos los juicios sintéticos (amplian información del objeto, son extensivos) a priori (son universales y necesarios, nunca contigentes). Así, gracias a la sensibilidad (capacidad de percibir un objeto en un espacio y un tiempo) y al entendimiento (capacidad de pensar y clasificar los fenómenos en categorías) la ciencia es posible. No obstante, también negará la Metafísica como conocimiento por no cumplir la condición material, a pesar de admitir que al ser humano le es imposible una vida al margen de la Metafísica, pues tiende naturalmente a ésta. Aceptará también el principio de causalidad como una de sus doce categorías del entendimiento. El conocimiento de Hume sería lo que para Kant sólo es la sensibilidad (el estudio de los fenómenos) pero carecería del carácter reflexivo del entendimiento. No podrías hablar pues de conocimiento desde el punto de vista kantiano.
Ambos autores desarrollan un fenomenismo, pero de forma distinta: Hume dirá que el no poder conocer la esencia de las cosas hace absurda la ciencia, pero Kant dirá que aquello que percibimos (los fenómenos) puede constituir conocimiento a pesar de no saber cómo son los objetos en realidad, su esencia (noúmenos).
En cuanto al concepto de hombre que tenía cada uno: Hume, en su escepticismo, llegará a poner en duda hasta la idea de "yo" o sujeto receptor de impresiones, pues al no provenir esta de una impresión no sería lícito afirmarla. El alma para él, sería la memoria formada por un haz de ideas o recuerdos de impresiones. Kant nos dirá que el ser humano es la vez fenómeno (como otro objeto cualquiera del mundo físico) y noúmeno (dado su carácter moral y libre) estando determinado por sus tres disposiciones originarias: disposición a la animalidad, a la humanidad y a la personalidad. En tanto que la primera, el hombre sería un ser insociable y egoísta que sólo busca sobrevivir, pero en tanto que las segunda y tercera, es un ser ético, social y moral. Por ello, Kant habla de la "insociable sociabilidad del hombre".
En el terreno de la ética, estos autores defendieron doctrinas opuestas, veámoslo: la postura que Hume defenderá es la llamada emotivismo moral que establece que no es el conocimiento el que nos guía en la elección entre el bien y el mal, sino que nuestros sentimientos y emociones serán los que nos hagan elegir las opciones adecuadas a lo largo de nuestra vida. El emotivismo moral será para Kant un absurdo, pues su ética se fundamenta en la dimensión racional del hombre: según el filósofo de Konigsberg debemos guiar nuestras acciones por el deber y guiarnos por los que nuestra razón nos dice que es correcto, es una ética del deber enunciada mediante imperativos categóricos. Kant dirá que nos dejamos llevar pos las pasiones (hacemos los gusta en lugar de lo que debemos), no obraremos de forma moralmente correcto pues estaríamos cayendo en el egoísmo. Su ética forma es desinteresada.
Finalmente, compararemos las teorías políticas que defendieron ambos autores. Hume, como consecuencia de su ética defenderá un utilitarismo: será mejor aquel sistema político que traiga la mayor cantidad de felicidad (el que vaya más acorde con los gustos del mayor número de personas), que se recoge en la máxima de «la mayor felicidad para el mayor número». Kant, por otro lado, defiende el ideal político del republicanismo (basado en la representatividad y la separación de poderes) y desecha los despotismos (en los que el gobierno es dueño del Estado y posee todos los poderes). Así, Kant aceptaría la teoría del utilitarismo en tanto que ésta signifique una constitución republicana y representativa (en la que el pueblo entero y no sólo la mayoría tuviera esa representatividad) pero si ésta conlleva una democracia directa o cualquier otra forma de despotismo, Kant la rechazará pues nos dirá que no aseguran la libertad, igualdad y dependencia respecto a una legislación común. En el aspecto político, Hume deja abierto una abanico de posibilidades (cualquier sistema político que haga feliz a la mayoría será adecuado) mientras que Kant concreta que el único sistema que debe guiar un Estado es quel basado en una constitución republicana cuyo objetivo sea la paz perpetua, consolidada en una sociedad de naciones que se articule en el Derecho de Gentes y el Derecho Cosmopolita.